Privilegio de entrar en la casa e intimidad de una familia china en el extranjero, una de las inmigraciones que suelen más reservadas y herméticas. Una abuela cantonesa que ama el queso del país de adopción, pero no la lengua, junto a un padre que también a menudo es reacio al nuevo país. La adaptación, a Francia en este caso, vista desde los ojos rasgados de una protagonista que no habla chino. Todo en clave de ensayo, no exento de humor, y su gran paradoja: cómo encontrar el país de origen a través de los compañeros de inmigración.