Raghad cumple los 18 fuera de su casa en una tierra extranjera que no es la suya. Entonces es cuando se da cuenta de que el mundo no cabe en una mano. Ni siquera juntando a Siria, Jordania y Kuwait. Su drama en primera persona nos cuenta que lo peor del exilio es perder de vista a la familia. Levantarse todos los días y no tener un padre al lado es como estar mudo, ciego y sordo a la vez.