En el principio fue la Isla. Podríamos decir para englobar no solo al Hombre de Aran, sino también a Nanook, ya que en ambos casos Robert Flaherty eligió gentes rodeadas de mar para dar su particular pistoletazo de salida a la historia del documental. En su película en la costa irlandesa, las olas que en medio de la tempestad borran la figura humana inauguran algo más terrible: la primera muerte en el cine viene representada por un fundido natural al blanco. Desde entonces las cámaras no han cejado en ese loco empeño geográfico que consiste en visitar las islas más lejanas para tratar de acercar lo remoto, recoger la pasión por los confines; en definitiva, retratar al hombre al límite.
Estos serán también los ejes en torno a los cuales gravitará la nueva edición de Punto de Vista, una edición que comenzará con una pregunta clave: ¿Cómo contar una isla? Las primeras respuestas vendrán de la mano de la pareja de cineastas Rudolf Thome y Cynthia Beatt, que en 1978 optaron por un naufragio voluntario y antropológico en una isla de Polinesia y recogieron toda la experiencia en un filme de culto todavía no estrenado en España, Descripción de una isla. Lo más curioso, reconocerían al tiempo los cineastas alemanes, es que cuánto más tiempo pasaban en la isla, menos la entendían.
Tan solo unas millas náuticas más allá de Flaherty, Jean Epstein empezaba, también en los años 30, con sus poemas bretones a tratar de atrapar las últimas razones por las que la gente se empeñaba en habitar una isla de escasos tres kilómetros de largo azotados por un mar que les hacía tener tres cementerios. El programa ISLAS hará un hueco de honor a su filme Mor´Vran donde comprobaremos cómo en 25 minutos no hay un solo plano en el que no sople un viento atroz. Una película sin tierra, hecha de aire y agua, en la que Epstein demuestra que para atrapar el fondo de las cosas había que filmar en verso, como lo hacía también la cineasta escocesa Margaret Tait, otra isleña, de un espacio reducido en las Orcadas y también poeta, a la que Punto de Vista dedica la retrospectiva y un libro-poemario que acompaña este programa especial sobre islas.
Flaherty, Epstein, dos islas con una mirada, pero también el juego que plantea el programa puede ser al revés: una misma isla con dos miradas. Jean-Daniel Pollet y Werner Herzog con sus distintos interrogantes ante una misma geografía, la isla de Spinalonga, avanzan en la concepción de la isla como espacio reduccionista donde concentrar el horror de la reclusión en L´Ordre o la agonía de un presente en Last words. Una misma isla también para Meredith Monk y George Perec que, en vez de interesarse por la más despoblada, eligieron para sus relatos la más poblada: Ellis Island, la isla que fue antesala del sueño americano por donde pasaron 16 millones de personas que hablaban 25 idiomas diferentes, un espacio más que perfecto para desarrollar la tentativa por atrapar un no-lugar.
Paraísos perdidos y hallados, islas prisiones y edenes, tierras de robinsones y deportados, el programa ISLAS de Punto de Vista presenta un archipiélago fílmico que concentrará la parte principal de su mapa de 2015, al que se sumarán también películas contemporáneas con una visión de las islas más abstractas. Una invitación para que el público acuda a las salas con los ojos de Viernes, el aliado del náufrago, y que sirva a su vez para apuntalar la condición del festival en el panorama mundial también como una isla. Al fin y al cabo, la razón última de todo ello se encuentra en la sabia respuesta que daba Mallory cuando le preguntaban por qué subir el Everest: ¿Por qué las islas? Porque están ahí.