Como el grito de guerra de la provincia olvidada, este año la sección Heterodocsias viene también entre signos de exclamación. Se trata de gritar el nombre de alguien para reclamarlo y sacarlo a la luz. No se ha organizado hasta la fecha una retrospectiva de José Antonio Maenza dentro de un Festival Internacional de cine, para la ocasión estrenamos el documental de Carles Candela, organizamos una ilustre mesa redonda y recuperamos su obra con lecturas dramatizadas en directo, tal y como las planteaba él en vida.
En aquellos años sesenta yo vivía en un pequeño apartamento con apenas espacio para un lavabo-ducha, un sofá cama y una mesa de trabajo, situado en la primera planta justo encima del local de Bocaccio, lugar de cita obligada de la gauche divine, de la que, por cierto, Maenza no tardaría en confesarle a Alejo Lorén su decepción: “Barcelona todo es bluf y comadreo de pub”.
Por Pere Portabella
1) Las lagunas crean leyendas y pese a lo que se puede creer, las leyendas crean conocimiento. La historia del cine español tiene muchas lagunas, tantas que muchas veces se ha considerado nuestro cine un conjunto de líneas discontinuas, o una sucesión de caminos que no llevan a ninguna parte, en una especie de laberinto sin final, y lo que es peor, sin relato. Entre las lagunas estaba la de un cine realmente a la contra, lo que significa estar a la contra de todo, incluso del propio cine. Un cine que superase la propia palabrería revolucionaría para erigirse por sí mismo en algo revolucionario (lo cual ya es mucha palabrería de por sí). Esa laguna en nuestro cine la vino a cubrir Antonio Maenza. El problema es que su figura estaba a su vez llena de lagunas.
Por Luis Parés