Pamplona se convierte en el centro gravitatorio del cine documental siete días al año en el mes de febrero. Producciones de todo el mundo compiten con sus diferentes formas de captar la realidad desde su punto de vista independiente y necesario. La sección oficial queda abierta así a toda la amplia gama de estilos y registros del cine de no-ficción contemporáneo. Una de las primeras citas cinematográficas del calendario que recoge lo mejor de la temporada anterior, al mismo tiempo que lanza algunas de las más interesantes apuestas de futuro.
Este año se han recibido 1.378 películas, entre largometrajes y cortometrajes, una cifra que casi dobla la de ediciones anteriores. El espíritu de la competición no llama a engaño: que los cineastas convocados intenten con cada película ir más allá de los caminos ya transitados y hacerlo con un claro compromiso ético. A partir de ahí, libertad en el contenido y en la forma. El jurado valorará su calidad, originalidad y, sobre todo, su capacidad para -como decía Jean Vigo- "abrirnos los ojos y ayudarnos a ver más allá de las apariencias".