“Solo las nieblas otoñales que cubren los altos picos serán hoy lo mismo que ayer y mañana lo mismo que hoy”. Navarra Cuatro Estaciones, de Pío Caro Baroja.
El programa sobre el tiempo no podía dejar de pasar una oportunidad de oro, una triple celebración sobre el tiempo y una manera también de acercarlo a Navarra. En primer lugar, con esta sesión final queremos hacer un homenaje al recientemente fallecido Pío Caro Baroja, uno de los documentalistas etnográficos más prestigiosos y cercanos a nuestro paisaje y tradición. En segundo lugar, es también una oportunidad de lujo para incluir a modo de epílogo de este Ten years older la proyección de dos de sus capítulos de la película Navarra Cuatro estaciones, sin duda la más relacionada con el paso del tiempo, así como una entrevista inédita al autor de las mismas. Y como último dato, también redondeando el tiempo, allá por 2005, en la primera edición de Punto de Vista se dedicó un programa especial a su obra. Así, una década después, al repetir la atención sobre él nos paramos en el mismo punto donde comenzamos, como demostración, ilusa pero firme, de que el paso del tiempo puede ser más circular de lo que creemos y las nieblas otoñales, como él mismo nos aventuraba, inmortales y eternas.
Con 87 años, a Pío Caro Baroja, se le paró el corazón el pasado 30 de noviembre. Un otoño, una de las estaciones que más amaba. Sobrino de Pío, hermano de Julio, fue dentro de la saga Baroja el custodio de la memoria familiar, como así lo atestiguan sus libros al respecto, casi siempre en forma de guías: la Guía de Pío Baroja. El mundo barojiano (1987) y el Itinerario sentimental (Guía de Itzea) (1997). Él mismo tampoco fue ajeno a las letras y nos dejó unas interesantes memorias en forma epistolar donde se dirige a las gentes que le rodearon, incluídos los del más alla: La barca de Caronte (Epístolas para la otra orilla) (1998).
Licenciado en Derecho, vivió en México del 53 al 56 donde se introdujo en el cine como crítico en el periódico Claridades, escribió también un libro dedicado a su cine más querido: El neorrealismo cinematográfico italiano (1955) y en 1957 publicó Estructuras fundamentales del cine, una recopilación de las críticas cinematográficas y de sus impresiones sobre la estética del cine.
Sus primeros pasos, ya como cineasta, fueron también desde México donde colaboró con Manuel Altolaguirre, Emilio Fernández y el fotógrafo y documentalista de origen alemán Walter Reuter. Allí rodó sus primeras obras Carnaval de Tepotzotlán (1955) y Fiesta Vasca en México (1956), cortometrajes documentales donde ya se presienten las líneas maestras de lo que sería su filmografía.
Ya de regreso, realizó una amplia serie de documentales para el NODO y TVE donde sumó más de 50 por todos los rincones de España, sobre todo a partir de 1964, cuando junto a su hermano Julio Caro Baroja, crea la productora Documentales Folklóricos. Este hecho puede ser considerado como el nacimiento de un auténtico cine documental etnográfico en nuestro país y a ellos como los pioneros. Además de estas obras televisivas, firmó cerca de 40 películas propias, donde destacan Navarra, las cuatro estaciones (1972) y Guipúzcoa (1980). Castillos medievales, las vidrieras de la catedral de Toledo, romerías, el Greco, carnavales y diablos danzantes desfilaron frente a su ojo curioso e inquieto, que no descansó hasta subir, como él mismo decía, a la barca de Caronte para iniciar el último de sus filmes.