En el principio de la andadura en la dirección artística de Oskar Alegria fueron las ISLAS (2015) y se contaba entonces que el festival, tras su crisis y casi desaparición, se había fortalecido como una isla alrededor del resto de festivales y esa era quizás su condición, la de seguir aislado en una programación que se distingue del resto y se aparta en lo posible de otros festivales más de tierra firme.
El TIEMPO fue el tema elegido para la edición del décimo aniversario del Punto de Vista y se celebraba eso precisamente, el paso de los años en el festival y en el mismo cine. La retrospectiva a Jean Daniel Pollet vino a reforzar esta idea de cómo atrapar el tic tac del reloj en el envase de un filme.
Y en 2017 el programa VOLAR habla del deseo de volar del ser humano, pero también de lo que esconde el vuelo de las aves, la composición del aire, el día a día de un aeropuerto, el sentir de un astronauta, las acrobacias de los saltadores de trampolín, el poder hipnótico de las nubes, la pasión por los halcones de los jeques árabes, los intentos de volverse un ser alado y noticias de otros peatones del aire… Se trata de un ciclo que ilustra la estética y el relato del festival en torno a un tema que tiene un sinfín de posibilidades narrativas, poéticas y visuales como lo es el de Volar y todas las consecuencias que acarrea.
El cartel del festival sigue por lo tanto esta premisa y presenta un ave llamada curruca capirotada y acompañada de la palabra “Volar”. A diferencia de las últimas ediciones, cuando la imagen de Punto de Vista se ilustraba con una fotografía de autoría ajena al festival, el cartel de 2017 es una obra sin autoría, donde solo se ha trabajado el diseño de la misma, pero no se ha creado la imagen. Este cartel es resultado de una casualidad, después de que esa curruca se estrellara frontalmente contra el cristal de la ventana del estudio del diseñador. A partir de esa anécdota, el cartel invita a la reflexión: ¿Dónde nace una imagen? ¿Siempre en nuestra mente? ¿O más bien son objetos que existen fuera de nuestras cabezas? ¿Vamos nosotros a la imagen o es la imagen la que viene a nosotros?
En este caso está clara la respuesta. Se trata del vuelo inverso, el de la imagen hacia la imaginación, esa dirección contracorriente tan querida por Punto de Vista. Desde sus inicios, este festival ha apostado por la alteración de rumbos, dando cabida a la realidad menos esperada.