«Muy temprano, daremos un paseo de varias horas recorriendo el espacio generado entre Retrato de un gudari llamado Odiseo, en la Ciudadela, hasta la Fuente de Alzuza del escultor Jorge Oteiza. Una especie de acción colectiva que forma parte del proyecto El final de un vacío es el principio de otro, realizado para el Museo Oteiza. Me planteo el vacío oteiciano como materia de trabajo, pero no el que se genera entre los elementos de una escultura sino entre dos de sus esculturas. Esto me lleva a espacios poéticamente activos de cincuenta centímetros de largo pero también a esculturas imaginarias de siete mil kilómetros. Es una especie de principio de trabajo delirante que me conduce a relacionar el vacío con elementos más afines a mi trabajo como el caminar, la cartografía, la provocación de situaciones y lo narrativo, pensando en la raíz común de vacío con términos como vago, vacaciones y vagabundo». — Fermín Jiménez Landa
El final de un vacío es el principio de otro, realizado para el Museo Oteiza, forma parte del programa Hazitegia, desarrollado junto con el Centro de Arte Contemporáneo de Huarte, y que cuenta con la colaboración de InnovaCultural, Fundación Caja Navarra y Fundación La Caixa.
Fermín Jiménez Landa (Pamplona, 1979) realiza acciones, intervenciones públicas, video, instalaciones y dibujo. Trabaja en procesos de equivalencia, inversión e intercambio que nos hacen ver la realidad desde un punto equidistante entre lo absurdo y lo sensato, lo entrañable y lo iconoclasta, lo empírico y lo inverificable. Ha desarrollado proyectos en la bienal Manifesta 11; en los museos MAZ de Zapopan, Artium, MUSAC y CA2M; en Künstlerhaus Bethanien, en el Centro Botín, La Casa Encendida y en galerías como Moisés Pérez de Albéniz, Travesía Cuatro y Nogueras Blanchard.