Sesión 5

Presentación a cargo de Iosu Ortigosa, panadero de Lakabe.

Trilla
Sergio Bravo
Chile, 1959, 27 min, español

Al-Sandawich
Atteyat al-Abnoudy
Egipto, 1975, 12 min, sin diálogos

O Pão
Manoel de Oliveira
Portugal, 1959, 59 min, portugués

¿La humanidad domesticó el trigo o el trigo domesticó a la humanidad? Antaño, el trigo era una hierbecilla silvestre perfectamente capaz de soltar sus semillas y dispersarlas; se volvió incapaz y la humanidad se puso a trillarlo y aventarlo, en plan pacto fáustico. Luego, algunos hombres blancos fantasearon, ay, con hacer del Nuevo Mundo unos no tan nuevos campos de Castilla y se llenaron de semillas los bolsillos. Por último, Sergio Bravo subió al cerro Calquinhue a filmar el trabajo que da el trigo dependiente. Este trabajo es duro, pero menos duro de lo que podría ser gracias a un «cargamento de manos prestadas», el mingaco. Amigos y parientes colaboran en la siega, la trilla y el aventado. El propio título indica que la trilla es el gran acontecimiento, social y cinematográfico: las muchachas solteras encuentran marido (lo canta Violeta Parra) y el cineasta se entrega a la fotogenia de una recua de yeguas que gira sin parar, sin aperos, separando el trigo de la paja solo con sus cascos. Como un tiovivo serio.
Durante la cosecha, decía la voz de Trilla, «el pan ya se está amasando». Así empieza El bocadillo, cumpliendo la promesa de la película anterior. Las mujeres de Abnoud amasan el pan para sus hijos, que son muy pequeños y son pastores de cabras y viven en simbiosis con ellas. Esa simbiosis, según la muestra Atteyat al-Abnoudy, es un estado de gracia. La herida del progreso se deja notar apenas con la línea férrea que lleva turistas a la capital y veremos a cien niños esperando un tren que, por suerte, todavía pasa de largo.
Llega el tren, llega el Manoel de Oliveira sovietizado con El pan, fuerza centrípeta, película-tornado que incorpora a su movimiento el mundo alrededor. Un mundo dividido al infinito en el que el cine une sin ocultar la separación (del juego y el trabajo, del trabajo en gestos y tareas sin sentido como los añicos de un espejo roto). El pan recorre el camino del ídem y cuando incluye lo que queda de pasado en su presente reaparecen la piedra de moler y el cedazo de El bocadillo, las hoces y la carreta de Trilla. Pero Oliveira no tiene piedad con el pasado: trae un molino de viento y después lo calcina, cual Zeus del montaje; trae un molino de agua y se pone en duda la calidad de la harina; a los brazos de una mujer amasando en la artesa siguen, implacables, los brazos mecánicos de la harinera. Es allí, en la catedral industrial, donde Oliveira se demora, donde todos son intermediarios y todo permanece misterioso en su sinsentido, y él se lo pasa pipa buscando los ángulos más excitantes y las simpatías entre las cosas. Él juega y trabaja al mismo tiempo.
 

O Pão: Copia provista por la Cinemateca Portuguesa

Sesión 5
Promueve
Gobierno de Navarra
Organiza
NICDO
Con la ayuda de
Con la financiación del Gobierno de España. Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales Acción Cultural Española Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia Financiado por la Unión Europea. NexGenerationEU
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