The Sky on Location
Babette Mangolte
Estados Unidos, inglés, 1982, 78 min
En los años de la fiebre del oro, la expansión del ferrocarril y el destino manifiesto se popularizó la frase, premisa después de tantos westerns, «go West, young man, and grow up with the country». Crece, progresa con el país. Un año antes de que Reagan gane las elecciones, Babette Mangolte viaja en coche por el lejano Oeste y ve con sus propios ojos los paisajes del mito y otros paisajes, anónimos. Los encuadra, nos los enseña. Apreciamos la emoción que ya contienen, consecuencia del arte de Ford, Mann y compañía, y también la emoción nueva que causa la película nueva. Viéndolos, seguro alguien se acuerda de más frases decimonónicas y norteamericanas, por ejemplo: «La naturaleza nunca adopta una apariencia humilde». Pero el país progresó y sus habitantes no nativos destruyeron el paisaje que les dio la identidad. Siguen destruyéndolo. Una breve parada en el Edén, los bosques primarios de California, secuoyas, tsugas, cedros rojos, abetos de Douglas, da forma, color y dimensiones a la pérdida. Los hombres blancos no soportaron la oscuridad, a ras de suelo, de aquel mundo único e indiferente a ellos. Y abrieron claros. Y vinieron décadas de propiedad privada, industriosas industrias agrícolas y madereras, un bosque sólo tiene valor cuando se tala, etc. Si el resto de la especie estuviera tan cómoda mirando y esperando como Babette Mangolte, aún podríamos salvarnos.