John Price

John Price es un cineasta independiente que comenzó a producir documentales experimentales, películas de danza y diary films en 1986. Su amor por la fotografía analógica lo llevó naturalmente a una extensa experimentación alquímica con diferentes emulsiones de películas y formatos de cámara. Ha recibido el apoyo de la National Film Board, el Consejo de las Artes de Canadá, el Consejo de las Artes de Ontario y The Liaison of Independent Filmmakers de Toronto. Su trabajo se ha exhibido en festivales y galerías internacionales.

Memoria y optimismo

Como director de fotografía documental, los proyectos que realizo para otros directores a menudo implican dirigir mi cámara hacia personas desconocidas para mí. Lo más importante del trabajo no es lograr que las cosas se vean bien, sino que la situación sea lo más cómoda posible para que la persona que está siendo fotografiada se sienta bien y desee compartir sus sentimientos.

En estos intercambios trato de eliminar los artificios para que lo que se comunica se sienta como humano y real. No es periodismo, ni es telerrealidad, y tampoco es publicidad. Los que actúan como si así fuera se convierten en actores. Se convierten en “personajes”. Los proyectos que asumo, sin embargo, tratan más de humanizar que de ficcionalizar un tema en cuestión.

Por ello, la mayoría de las personas retratadas se esfuerzan por presentar una versión emocionalmente auténtica de sí mismos, en condiciones muy anormales (es decir, con una cámara dirigida hacia ellos). La generosidad de estas personas ha sido un regalo. Su apertura ha reforzado la sensación de que la mayoría de los seres humanos son esencialmente buenos. Que compartimos las mismas necesidades esenciales y queremos evitar el sufrimiento. En el trabajo de observar a otras personas me siento inmensamente privilegiado y consciente de lo increíblemente arbitraria que es la vida. Cuando llego a casa, al universo separado que he creado con mi pareja, trato de comunicar esta sensación de optimismo y gratitud a mis hijos pero, desgraciadamente, hay fuerzas poderosísimas que se cruzan en mi camino. Internet. Los 66 años de contenidos de YouTube que se suben cada día. Mis hijos lo engullen. Gran parte de ello es “documental”; momentos de películas caseras de la gente. Pero no estoy seguro de cuánta esperanza o magia contienen. Encontré un video en Internet hace un par de años que me ayudó a arreglar la caldera de mi sótano, pero supongo que la mayoría no se cuelgan ahí para estimular la autorreflexión, o como contrapeso a tanta mala noticia. Las obras de este programa se encuentran en el medio. No son como los documentales formales que filmo para otras personas, y no pueden vivir en Internet. Se trata de un conjunto de rollos de película de 16 mm rodados en la última década en Detroit y Toronto con cualquier tipo de película que tuviera a mano. Una antropología personal libre, de personas y lugares significativos, grabados alquímicamente en sal de plata y tintes de color. En cierto modo hay destellos de magia en cómo el material expresa esos recuerdos. La forma invita a una manera diferente de recordar. Invita a la meditación.

Promueve
Gobierno de Navarra
Organiza
NICDO
Con la ayuda de
Con la financiación del Gobierno de España. Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales Acción Cultural Española Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia Financiado por la Unión Europea. NexGenerationEU
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