Unos días antes de irme de casa, me compré una cámara para filmar mi vida en el extranjero. Acababa de conocer a una chica y Europa se presentaba ante mí como un lugar moderno, lleno de luces y oportunidades. Unos meses de marzo después, a Europa y a mí se nos fundieron los focos. Como no entendía nada de nada, empecé a filmar de nuevo. Quería dejar un rastro de imágenes en mi camino que pudiera entender en el futuro.