Un monumento cinematográfico excepcional. No hay acción física ni presencia del hombre; solo un fabuloso juego entre la naturaleza y la máquina que pone en cuestión nuestras percepciones, generando un movimiento continuo a través del espacio. Para rodar La Région Centrale, Snow encargó a un técnico en Montreal que fabricara para la ocasion una cámara especial, un aparato capaz de moverse en todas las direcciones: horizontal, vertical, lateral o en espiral.