Desde que Sylvain George (1968) decidió que quería ser cineasta hasta que grabó sus primeras imágenes pasaron muchos años. Exactamente veinte, los que van desde su idea inicial de juventud, a los 18 años, hasta los 38 que tenía cuando filmó por vez primera. Frente a la inmediatez que permiten las tecnologías digitales, George retrasó, por diversos motivos, el momento de presionar REC. Y quizás en esos años, quizás en ese tiempo de reflexión, se encuentre parte de la fuerza del cine que ha desarrollado, con energía insólita y arrolladora. Un cine que combina sin contradicción la mirada reflexiva del que ha pensado mucho antes de filmar, con la violencia, y la urgencia, del que sabe que la posición del cámara se parece mucho a la posición de quien dispara un arma.