Punto de Vista 2013 presentará una breve retrospectiva del cineasta Eduardo Coutinho, reconocido como el documentalista de Brasil de las últimas tres décadas desde que, en 1985, recuperó un proyecto inacabado de la década anterior que acabaría siendo Cabra marcado para morrer, uno de los títulos claves de la filmografía brasileña, y latinoamericana.
Nacido en 1933, Coutinho empezó su carrera cinematográfica una vez cumplidos los cincuenta años. Forma parte de una estirpe de cineastas en los que el tiempo juega a favor y que son, en si mismos, una categoría cada vez más excéntrica en el actual panorama audiovisual. Cineastas que escapan del esquema de un sistema de producción que exige un éxito cada vez más rápido para subsistir, y que para Punto de Vista son objeto de admiración y respeto. Coutinho, a lo largo de una obra no demasiado prolífica (17 films entre 1967 y 2011, algunos de ellos cortos y para televisión) ha convertido su trabajo cinematográfico en la voz de los brasileños. Sus películas son espacios abiertos, ofrecidos y pactados con sus protagonistas en los que el realizador mira, observa y retrata un país vital y en pleno proceso de cambio. Películas que no se limitan a mirar y ofrecer un espacio de voz a sus protagonistas, sino que se convierten en verdaderos paisajes humanos de un país en los que el imaginario tiene tanta importancia, sino más, que lo real.
Para este pequeño homenaje Punto de Vista recupera su obra menos difundida en España. Recién restaurada por la Cinemateca Brasileña, el ciclo se abre con la nueva copia en 35mm de su film más famoso (que no visto), Cabra marcado para morrer (1985), reestrenado en la última edición del Festival de Cannes, y se cierra con su última película hasta la fecha (estreno en España), As Cançoes (2011). Además el ciclo incluye los dos mediometrajes Santa Marta. Duas semanas no Morro (1987) y Boca de lixo (1993), retratos colectivos antimiserabilistas de las clases más desprotegidas de la sociedad brasileña y Moscou (2011), película realizada después de su exitosa Jogo de cena (2009) en la que el realizador elabora un trabajo sobre la memoria siguiendo su particular trabajo de investigación entre lo real y lo imaginario.