Cinco niños y seis adultos muertos. Y más de 60 casas destruidas por el fuego. Fue el trágico resultado de la polémica decisión policial que llevó a las autoridades de Philadelphia a dejar consumir por el fuego a los últimos miembros del movimiento de liberación de la comunidad negra MOVE que se habían atrincherado en una casa de Osage Avenue en 1985. La investigación posterior acusó de negligencia a los mandos que impidieron a los bomberos actuar, pero nadie fue encarcelado por ello. Solo la mujer que pudo escapar de la casa, Ramona Africa, fue acusada de conspiración e incitación a la revuelta.
Fundado en 1972 por el líder John Africa, que murió en los hechos narrados, el movimiento MOVE se constituyó para alzar la voz contra el racismo y como protesta contra la violencia policial. Pero también reclamaba una revolución verde con vuelta a los orígenes y contraria al progreso y la tecnología despiadada. Así todos sus miembros tomaron el apellido Africa como reclamación de ese retorno a las raices ancestrales.
Jason Osder, premiado en Tribeca y en el RIDM de Montréal por este film, teje la historia de aquellos sucesos que paralizaron Estados Unidos y lo hace sin rodar un solo plano, utilizando para ello solo imágenes de archivo y voces sacadas de los testimonios recogidos por la televisión en un magnífico ejercicio de edición y narración en vivo que mantiene la tensión como se vivió en aquellos fatídicos días.
Cómo narrar la historia de una emboscada que tenía sus días contados y cómo hacerlo a posteriori, es decir, conociendo el desenlace final pero contándolo en dosis pequeñas para no dejar que la recreación avance más rápido que el cine, esa es la propuesta del director que es profesor universitario en la George Washington University School of Media and Public Affairs, además de la denuncia de unos hechos no resueltos por la justicia. El ejercicio documental de Jason Osder cumple aquella máxima de la edición en la que lo importante no es encontrar el tesoro sino saber esconderlo.