Cuarenta filmes distribuidos en nueve programas completan, junto a las sesiones ya anunciadas de inauguración –Il Castello (Massimo D´Anolfi, Martina Parenti, 2011)– y clausura –Nuestro siglo, Artavazd Pelechian, 1982–, la retrospectiva temática de este año de Punto de Vista, titulada VOLAR, dedicada al deseo de volar del ser humano, pero también a lo que esconde el vuelo de las aves, la composición del aire, el día a día de un aeropuerto, el sentir de un astronauta, las acrobacias de los saltadores de trampolín, el poder hipnótico de las nubes, la pasión por los halcones de los jeques árabes, los intentos de volverse un ser alado, la mirada vertical del cineasta y las aventuras de otros peatones del aire.
Tres de estos programas se ocupan del misterio y la belleza que esconde el vuelo de las aves; de lo efímero del despliegue aéreo de las mariposas como metáfora de la fragilidad del oficio de cineasta; y del vuelo de la propia cámara de cine cuando el cineasta la abandona en los aires.
Cinco filmes que nos presentan un conjunto de seres alados como reyes del aire para envidia del hombre y otros habitantes terrestres. Palomas que arrullan a ritmo de cine, cuervos con discurso sobrehumano y estorninos que dibujan en el aire mil interrogantes. Por último, halcones de los países del petróleo, animales que han encogido sus alas y ahora, ironías del destino, vuelan en jets privados. El vuelo en toda su majestuosidad, misterio y belleza.
Experimentos fílmicos sobre el vuelo de la mariposa, como metáfora del cine que se transforma y nos transforma. Películas en continua metamorfosis que llevan dentro un canto a lo efímero. Testimonio de un animal, el cineasta, que es capaz de quemar sus alas en su infatigable vuelo hacia la luz.
La cámara volando por los aires para gloria del arte, la exaltación de la belleza o el espionaje. El final de la perspectiva, con la mirada de Dios y el cine abandonado en el cielo. Drones, aviones-espía y otros artefactos artísticos para llegar donde no llega la mano.