Estreno mundial
A su llegada a Bélgica, un proscrito francés escribió lo siguiente: "El Senne, que recuerda al gran río de París sólo por su nombre, es un hilillo de agua turbia: conseguirá realzar la belleza de la ciudad sólo si es enterrado bajo el famoso bulevar cuya primera piedra colocó el nuevo rey en fastuosa ceremonia".
Boulevards de la Senne empieza nombrando por escrito los elementos que componen la película. En letras blancas sobre negro: «Las voces de Saidou Ly, Joan-Noël Boissé, Juliette Achard, Ian Menoyot y Ryszard Karcz. Además, un poema de Saidou Ly que es parte de Des intégrations, el libro La Senne de Gustave Abeels (1983), el libro La Belgique de Camille Lemonnier (1888), fotografías del Archivo de Bruselas (1860-1866) y una canción: Trois Chant Sacrés pour soprano et trio à cordes (1951)». A través de la combinación de estos elementos, los cineastas generan una película-ensayo que nos habla sobre Bruselas y la obra urbanística que marcó para siempre el aspecto de la ciudad: el recubrimiento del río Senne a mediados del siglo xix. Los cineastas emplean diferentes dispositivos para que, de alguna manera, el Senne vuelva a fluir por la capital belga. La película empieza con un mapa que da paso a las imágenes filmadas en las calles en la actualidad. Panorámicas de diferentes espacios cuyo pasado nos descubren varias voces en off que nos hablan de la historia del lugar: la contaminación del río, las aguas sucias, la obra del recubrimiento o las expropiaciones generadas por ella. En el último fragmento de la película, el pasado se traslada de las voces a la imagen: varias fotografías de archivo nos descubren cómo fue Bruselas antes del recubrimiento del Senne. Una ciudad donde las calles estaban inundadas de agua.
Lur Olaizola