Siguiendo de cerca los pasos indelebles y aventureros de Robert Gardner, Fenz regresó a tres lejanas localizaciones de la influyente trilogía etnográfica de Gardner (Etiopía, Nueva Guinea e India) para marcar el paso del tiempo y establecer una distancia crítica y conmovedora con el clasicismo documental. Fenz se sirve de un magnífico 16 mm en blanco y negro, sombrío y sin sonido, en respuesta a los colores exóticos y la voz en off estentórea de Gardner, ofreciendo una sutil meditación poética sobre los sueños ambiciosos y los turbadores fracasos del proyecto etnográfico. Con su sorprendente imaginería y su montaje rigurosamente hipnótico, Correspondence confirma a Fenz, junto con Nathaniel Dorsky y Ben Rivers (nótese la «correspondencia» inadvertida entre estos dos jóvenes cineastas), como uno de los últimos grandes y heroicos artistas de la vanguardia fotoquímica.
