«El mundo silencioso es nuestra sola patria. Esta corta frase puede considerarse como el emblema del conjunto de la obra de Francis Ponge. De ella me he alimentado durante el trabajo que he hecho alrededor de esta obra. Se trata de un film sin actor que no se parece a ningún documental, y que debía realizar desde hace mucho tiempo. Hay no obstante mucha gente tras la cámara, usted mismo, por ejemplo. El espíritu de Méditerranée, uno de mis films ya bien antiguo, planea quizá sobre ciertas distribuciones. Los textos de Francis Ponge juegan en el film una partitura casi aparte, como la música de Antoine Duhamel; considero este film como «natural», y me disgustaría que se le haga entrar en alguna categoría. Creo que no tiene ningún verdadero antecesor, y es inútil que tenga un sucesor. Pienso simplemente no haber distorsionado el trabajo de Francis Ponge, por el que tengo una admiración que no sabría empañar.» (JDP)