Último retrato, esta vez el más largo, porque no solo incluye a la persona retratada sino también al paisaje y las estaciones que la rodean. Margaret Tait acompañó pacientemente a Mary Graham Sinclair en su granja de las Orcadas durante tres años para recoger con pausa ese ritmo estacional que tiene como reloj el sol y la luna y que en paisaje abierto nos muestra el transcurrir de los días como “una sucesión de lienzos”, en palabras de la propia Tait. El título se traduce del gaélico por la poeta de la tierra. Y así es, la granjera retratada escribe con renglones firmes en la tierra los surcos que funcionan como versos rimados o fabrica con sabiduría anciana la gran montaña de hierba como perfecta escultura de la que depende la granja. Solo con ver el mimo con el que se acerca a un cisne que empolla en su nido o la suavidad con la que acaricia a un ternero ya nos basta, en sus manos se escribe el futuro de la tierra.