Tercer milagro del cine: perpetuar la memoria. Todo es vuelo en este filme lleno de filmes inacabados: aeroplanos sobre un Kiev desconocido, gaviotas en una larga noche de calma y la paloma de Muybridge aleteando ante la cámara que se repite como un mantra. Aleksandr Balagura, el artífice de unir todos estos vuelos, retoma un proyecto de juventud, de hace 25 años, cuando se lanzó junto a varios amigos cineastas a realizar un filme colectivo que nadie llevó a fin. Hasta hoy. El cineasta ucraniano se propone terminar ese filme fantasma, pero se encuentra ante dos problemas: algunos de los autores han desaparecido y con ellos también el país donde filmaban. Entonces solo queda el vuelo como metáfora y recordar al amigo por lo filmado. La memoria funciona aquí como el batir de las alas de una mariposa, con su fragilidad individual pero su efecto devastador cuando se produce en conjunto.