En su película sobre arte más ambiciosa hasta la fecha, ganadora del León de Oro de Venecia, Emmer lanza toda su creatividad cinematográfica a recorrer los cuadernos de Leonardo da Vinci, intentando a la vez un equilibrio con la tendencia pedagógica y crítica del cine sobre arte, en la línea de los critofilms de Carlo Ragghianti y sobre todo del Rubens (1948) de Henri Storck y Paul Haesaerts.