El archivo llevado al terreno propio, pasado compuesto esta vez de versos de la memoria en un bellísimo poema que firma el propio cineasta Ahmed Bouanani sobre el tiempo y nuestros olvidos. Las imágenes nos trasladan al Marruecos de hace un siglo (de 1912 al 1953), con escenas de archivo sobre el protectorado francés, la guerra del Rif, mineros, hilanderas, el viento y la magia de las calles de Chaouen. Rostros que miran desde el otro lado. Manos ancianas retratadas sobre un muro desvencijado. El filme nos susurra al oído que el olvido es anacrónico y que el más dichoso es aquel cuya memoria descansa en paz.