Editor: Csenge Hegedüs
Script: Zsombor Aurél Biró
Festival de Cine de Odense (Dinamarca), Festival Internacional de Cine Documental de Budapest
Estreno en España
El transcurso de la vida, envejecer, y las cosas que antes eran fuertes, pero que ahora se vuelven cada vez más frágiles, en este retrato tierno y sobrio del ser humano, que es amado y que ama la vida.
El abuelo de Varga Gábor es un hombre que, de niño, se comía hasta el hueso de las cerezas, y que se ganó la vida bailando sobre escaleras (tal y como nos demuestra caminando sobre una escalera de tijera, a modo de zancudo). Parece llevar toda la vida trabajando, sin parar de hacer cosas, por gusto. Cava en la tierra, repara el timbre de una bicicleta para hacer feliz a algún niño, se encarama al tejado para arreglarlo, cuida con devoción de sus animales y su jardín. Irradia cariño mientras canta a sus conejos, desgrana una mazorca de maíz para sus palomas, acaricia a los pichones recién nacidos y asa tocino en el fuego junto a su nieto. Dice que lo que hace hoy, lo hace pensando en las generaciones futuras. ¿Qué será de este pequeño mundo cuando no esté?
Podría parecer que Nagyapám kertje es algo que se ha hecho muchas veces, que hemos visto muchas veces: una película de un joven estudiante de cine sobre su abuelo. Tampoco propone un abordaje insólito o experimental; de hecho, su dispositivo es de una absoluta sencillez. Sin embargo, desde esa humildad de la película primeriza, sabe aprovechar la capacidad del cine para mostrar en unos minutos algo tan vasto como el paso de la vida, algo tan delicado como el proceso de envejecer, de pasar de ser una persona fuerte e incansablemente trabajadora a un ser frágil. Frágil como el pequeño mundo de su jardín.
Miguel Zozaya