Estreno mundial
Un hombre procedente de un país nórdico recrea los tiempos del franquismo a través de su memoria y de las memorias de otros.
REMEMBERING FRANCO, pese a lo que su título parece sugerir, no rememora a un dictador, ni tampoco exactamente el tiempo de la dictadura franquista. Evoca un momento comprendido entre aquellos años, pero sobre todo evoca un lugar, la pedanía de La Herradura, y a las gentes que lo habitaron entonces. Según nos cuenta el narrador, un hombre venido de algún país nórdico, este pequeño pueblo costero granadino, suerte de arcadia mediterránea, «cuna de fenicios, romanos, moros, judíos y hasta cristianos», fue un refugio de felicidad, quietud, belleza, sabiduría, noches mágicas, playas sin fin y recuerdos imborrables. A sus variopintos lugareños (desde catalanes haters de Bob Dylan hasta rusos que hacían llorar a sus vecinos leyendo a Pasternak), que parecían vivir suspendidos fuera de su tiempo histórico, les preocupaban sin embargo la Conferencia de Bandung de 1955 o el matrimonio del líder comunista vietnamita Ho Chi Minh con Zeng Xueming.
REMEMBERING FRANCO es como un álbum de recortes, una colección de relatos y fragmentos de vida puestos en forma por su director, que filtra y tamiza anécdotas y recuerdos ajenos para construir, a base de repeticiones y retornos, el particular microcosmos de esa «villa afortunada». La película combina una voluntad lúdica e irónica y su condición de juego, de experimentación con la magia del relato, con una dimensión melancólica, casi elegíaca (que, de distinta manera, comparten la voz del narrador y la del cineasta), en su labor de transmisión y transformación de las memorias de un lugar y unas personas reales.
Miguel Zozaya