Estreno mundial
El director ha decidido no escribir una sinopsis de este filme.
Un retrato cinematográfico. En un momento de la película, el cineasta teclea en la pantalla de su ordenador: «Todo retrato es un autorretrato». Ningún asomo de narcisismo en esta afirmación, solo un dato técnico: los retratos fotográficos tienen fuera de campo y, en el caso del cine, al fuera de campo se le añade movimiento. No hace falta que el retratista proyecte su subjetividad en el retratado, a la vieja manera pictórica. La mera presencia del fuera de campo hace que las posiciones de retratado y retratista se vuelvan dependientes, entrelazadas. Para hacer una película hacen falta dos personas al menos.
Los retratados en esta película, la pareja de artistas argentinos que forman el colectivo Mondongo, son además retratistas profesionales. Eso supone para el cineasta que intenta su retrato una negociación particularmente intensa. Un retrato puede también precipitar la ruptura de una amistad y esa será sólo otra prueba del vínculo necesario —por eso puede romperse— entre retratista y retratados.
Manuel Asín