Filmografía seleccionada: Saturn and Beyond (2021), The Hopeless End of a Great Dream (2016), Wreckage in May (2015), The Most Cruel of All Goddesses (2015), Group Portrait with Explosives (2014), We Are Not Like Them (2013), Cologne Overnight (2010).
FID Marseille, St. Petersburg International Science Film Festival
Estreno en España
Se aprenden muchas cosas en Saturn and Beyond. Todo empieza como un tratado histórico sobre multitud de temas, en principio dispares y poco a poco relacionados entre sí. Un pulcro presentador que no es otro que el cineasta nos instruye sobre electricidad, sobre la prodigiosa gutapercha, sobre el papel decisivo de Irlanda en el desarrollo de la telegrafía con hilos y sin hilos, sobre el anhelo arraigado en la especie de comunicarse a distancia, sobre Morse y Marconi, sobre los primeros vuelos transoceánicos, sobre Saturno y sus anillos, sobre los mares subterráneos de una de sus lunas, sobre las señales eléctricas que recorren el cerebro y, al fin, sobre el imparable avance del Alzheimer en el mundo. Todos esos temas se van acoplando de manera lógica, a través de correspondencias cada vez más amplias y trabadas, como en el método científico o en el montaje cinematográfico. Y justo entonces empiezan a menguar, a componer una figura más frágil: la enfermedad de Alzheimer es también la del padre del cineasta, Paddy Clarke, de profesión electricista. Las reliquias de la época de Marconi, las mismas que aquel fue reuniendo candorosamente para el primer museo de las comunicaciones en Irlanda, poco después clausurado. Las señales que el telégrafo de Morse logró enviar a través del océano desde el extremo más occidental de la isla, eléctricas como las que ya entonces estaban dejando de recorrer partes del cerebro del director del museo. La vida que los astrónomos buscan hoy con sondas espaciales en el agua soterrada de una luna de Saturno, la que imperceptiblemente se iba apagando en él. Los anillos del planeta, que una astrónoma describe como los «estadios naturales finales del colapso de una nube rotatoria de escombros», no tan distintos de la alianza del padre que, póstumamente, el hijo conserva en una cajita de cartón. Todo ello lo vemos y escuchamos por medio de herramientas y tecnologías —películas fotoquímicas, vídeos, fotos, diapositivas... y hasta un timbre casero para llamar a los hijos desde la cocina— destinadas a desaparecer junto con la imaginación que las empleó. Es propio de los seres humanos serlo todo para sí mismos no siendo casi nada para el todo. A ese meditabundo sentimiento de falta de pertinencia le solemos llamar melancolía.
Manuel Asín