Estreno en España
La familia del niño Jonathan acepta el reto de hacer realidad su fantasía de convertir una antigua lavadora en un submarino volador capaz de viajar en el tiempo.
Cajas de cartón, papel aluminio, hilo de coser y el tambor de una lavadora industrial. Estos son algunos de los materiales que componen el arte de esta peculiar ciencia ficción, cuya ambición trata de «abrir una grieta espacio-temporal en Cuba» para salir de su condición actual y pensarse en un futuro imaginado.
El film mira hacia el futuro, pero es en su presente donde radica su mayor ternura: se trata de ejercer la fuerza de la imaginación en el gesto cotidiano, de convertirla en algo material y real, y de hacerlo, claro está, en comunidad. Toda la familia participa de la hazaña de confeccionar un submarino volador para que Jonathan, el pequeño de la casa, emprenda el vuelo y colme su dicha, que quizá no consiste tanto en llegar a un lugar desconocido o artificial, como en poderla llevar a cabo con el esfuerzo y complicidad del trabajo de sus familiares, quienes le transmiten con dignidad y alegría aquello que dominan.
¿Quién enseña a quién? ¿Quién disfruta más del engranaje de la fantasía? ¿El pequeño Jonathan o los adultos que le rodean? El film diluye la frontera entre infancia y adultez, y nos recuerda de un modo delicioso el poder de la inocencia y la necesidad de preservar intacta una cierta idea de utopía.
Anna Brufau