Yuri Ancarani demuestra de nuevo su capacidad para introducirse en mundos ocultos: una cantera de mármol, un robot de última tecnología en un quirófano, un grupo de buceo que prepara su asalto al fondo del océano... y esta vez el hermético mundo de la opulencia árabe. Y nos lo muestra a través del vuelo, en este caso de los halcones que se han convertido en práctica de lujo en los países del petróleo. Jeques que viajan en un Lamborghini y acarician un jaguar mientras por el celular pujan y pagan 24.000 dólares por uno de estas aves, mientras, ironías del destino, vemos cómo los halcones ya no vuelan por sus propias alas, sino que contemplan las nubes asomados a la ventana desde el interior del jet privado que los traslada. Ancarani en su irónico retrato observacional nos viene a contar que la caza y presa final de estas rapaces no es otra cosa que la imagen, la que pone en el cielo a sus dueños y la que atrapan en vivo sus propios animales.