De nuevo cine mudo para sus imágenes más poéticas, Margaret Tait desaparece sonoramente cuando el pulso de la imagen se eleva al verso. Las paredes del título nos presentan su estudio en la calle Rose Street de Edimburgo. Filme similar a los que practicó en otras tantas estancias antes de abandonarlas. La cámara lee como la memoria, panea como el recuerdo y lame las paredes como la última mirada del adiós, tratando de fijar en el tiempo las fotos acumuladas como un collage de los héroes de esos años: gimnastas, jinetes, animales… toda imagen es válida para conjugar el verbo “irse”.