Dedicada a su abuelo, quede claro que en México hay otro concepto fúnebre que no alcanzamos a concebir. La muerte, como la gastronomía, es plato nacional y cada cuál la degusta a su manera. La cineasta nos invita a la morgue del país, una catedral donde las manos de los muertos se mueven milagrosamente al ser tratadas por sus embalsamadores y resucitan sus músculos como trayéndolos del más allá… Aquí tampoco hay futuro ni final. La vida brota donde menos se la espera.