Estreno en España
El cineasta creció en una familia que había luchado por la libertad de la India, pero que no acostumbraba a hablar de ello. Ahora que grandes ideólogos están reescribiendo la historia del país, lo que empezó como una película casera se ha convertido en algo más valioso que un mero recuerdo personal.
Ya el título de la película sugiere una inversión. Muchos documentales intentan mostrar que cada familia es un mundo, pero más raro que el privatizado concepto de familia nuclear se amplíe hasta que todo el mundo quepa en ella. «Todo el mundo», aquí, es la convulsa historia de la India y Pakistán de los últimos cien años. La familia del cineasta —sus abuelos, padres, tíos, los amigos de todos ellos…— tuvieron biografías que se solapan con las de Gandhi, Tagore, Nehru, Krishnamurti. Los lazos familiares se aflojan para entre en escena la historia de un siglo que intentaba dejar atrás la sociedad de castas. La expresión familia política se vuelve literal.
La estructura de la película muestra esta infiltración generalizada de la Historia. No es solo que los relatos históricos se inserten entre episodios biográficos familiares, a veces como paréntesis, sino que la película en su conjunto está planteada como un ciclo de decaimiento y regeneración. La vejez y la enfermedad de sus padres hacen que el cineasta venza el pudor de empezar a grabarlos, sin saber aún que ese mismo gesto los reintegrará y los proyectará en los problemas actuales de su país. Los devolverá al mundo.
Manuel Asín