DCP
El 24 de enero de 1954, Mamaddi Jaunarena cogió un barco desde Le Havre hasta Nueva York. Tenía 22 años y lo único que sabía era el punto de encuentro con la señora para la que trabajaría como criada. El viaje duró siete días y siete noches. Este podría ser el principio de un cuento. O de una película. Y es que el viaje de Mamaddi empieza en la sala de cine de su pueblo, Ortzaize, con imágenes que salen de la pantalla, atraviesan la vida y nunca la abandonan: un Cadillac precioso, una mujer joven, el cielo azul.