Sokurov pretendía regalar esta película a Tarkovski por su cincuenta cumpleaños, pero debido a las prohibiciones y recelos del régimen soviético y a la prematura muerte de Tarkovski, se convirtió en un documental póstumo sobre su maestro. La película nos lleva a los lugares donde vivió el director de Sacrificio; las casas que, tras su muerte, guardan el recuerdo de su presencia.