Sylvain George, que fue trabajador social antes que cineasta, nació para el cine contemporáneo en 2009, cuando presentó en el FIDMarseille su largometraje
L´impossible. Pages arrachées (2009), un extenso ensayo sobre los movimientos sociales y políticos que empezaban a multiplicarse a escala global con motivo de una situación económica y política de profunda crisis, y que apuntaba de manera precisa las constantes del trabajo que después se vería expandido: la búsqueda de una forma nueva (poética más que narrativa, lírica más que enunciativa) para hacer cine político, y el trabajo en solitario, pegado al terreno; un
hazlo tú mismo en el que la independencia no es etiqueta sino militancia.
Al año siguiente, en 2010, y de nuevo en el FIDMarseille, George presentó una primera versión de
Qu'ils reposent en révolte (Des figures de guerres I), que desarrollaba algo que ya estaba en su anterior película: el retrato, en un blanco y negro de alto contraste, del puerto francés de Calais, donde inmigrantes venidos de toda África se concentran confiando en lograr cruzar el Canal de la Mancha rumbo a Inglaterra. Alejado de cualquier tic del cine social cargado de buenismo, el trabajo de George tiene tanto de militancia como de huida del realismo documental, al que difícilmente se le puede asimilar. Esa película, en su montaje definitivo, terminaría ganando en
BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente) el primer premio y el premio Fipresci de la crítica.
Los tres años que George pasó conviviendo con los inmigrantes en Calais, no-personas en un no-espacio, le han servido para componer su trabajo más reciente,
Les eclats (Ma guele, ma revolte, mon nom, 2011), en el que profundiza en ese trabajo con el espacio y el tiempo, con los rostros, las voces y las huellas de los que solo son estadísticas o rostros fugaces en los informativos.